Un cosquilleo se apodera de ella, emociones sin razón, sonriendo a cada segundo con el simple hecho de recordarlo. Tratando de retroceder por miedo, como retroceder? ya no se podía. No podía dejar de pensar en el. Cada mirada, cada palabra y cada paso eran la expresión más tierna que ella había podido ver en esos últimos meses. Tratando de negar lo evidente, con ganas de verlo cada vez mas, y poder reír como siempre lo hacían. Un cuento se va creando delicadamente, para que ambos vayan liberandose del paraíso imaginario en que el mundo los encasilló.
Creo, escribo, vivo y olvido.